Te preguntarás qué es eso de las competencias emocionales que tanto poder tienen para cambiar la plantilla de una empresa. Así son las partes destinadas a encontrarse. Inteligencia emocional y consciencia emergen para desarrollar en las personas la capacidad de expresar sus propias emociones con libertad.
Razonar con las emociones no es una tarea fácil, implica sentarse a hablar con ellas y hacer un profundo ejercicio de meditación y comprensión. Así, hasta ser capaces de reconocerlas y aprender a convivir con ellas. Y menos mal que podemos aprenderlas y entrenarlas...
Lo más importante para interactuar de forma constructiva con los demás es empezar a conocerse a uno mismo. Veamos cuáles son las competencias emocionales más importantes en la plantilla de una empresa.
Antes de que digas nada, queremos compartir algo contigo. La influencia de la inteligencia emocional sobre las competencias laborales es real. Se hace notar en los resultados de la empresa, influye positivamente en el trabajo, permite reconocer las emociones y mejorar la comunicación, el trabajo en equipo, la percepción y la productividad de la compañía.
Estas son las competencias emocionales que necesitas desarrollar en la plantilla para que tú también empieces a notar el cambio:
El trabajo es la actividad a la que dedicamos la mayor parte del tiempo de nuestra vida. Puede presentar desafíos y oportunidades para alcanzar nuevas metas, pero, para ello, hace falta enfocar la actividad con actitud. Cuanto más conscientes seamos de nuestras responsabilidades, más efectivo será nuestro trabajo. Y ello depende directamente de la inteligencia emocional, quien nos brinda las herramientas y actitudes necesarias para sentirnos plenos.
Detrás de cada éxito, se encuentra el poder de la inteligencia emocional.
En primer lugar, la inteligencia emocional es un factor clave a la hora de trabajar e interactuar con otras personas del equipo. No solo nos ayuda a ser más productivos, sino también a lograr un mejor clima laboral, reconocer los sentimientos propios y ajenos, separar la vida personal de la profesional, reducir el nivel de estrés, generar automotivación y establecer buenas relaciones con los demás.
Cualquier iniciativa que tengamos a lo largo de la vida, implica un riesgo. Y es ahí donde entra en juego la confianza. La autoestima y la integridad nos ayudarán a afrontar esos riesgos.
En segundo lugar, hace falta inteligencia emocional si se quiere ser un empleado adecuado. Nos ayuda a conocer la forma en que nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento y a no dejarnos llevar por la angustia, la tristeza, etc. La única verdad es que tenemos en nuestras manos la única herramienta que necesitamos para cambiar nuestra vida, pero primero necesitamos tomar conciencia y asimilar que necesitamos trabajar las competencias emocionales para mejorar el entorno que nos rodea.
Aunque no lo creas, no eres consecuencia de lo que sucede a tu alrededor, eres su causa. Lo que tú creas que es el motivo, determinará tu forma de vivir. El ego siempre pone cualquier excusa para salirse con la suya y hacer énfasis en remarcar que tu comportamiento se basa en las cosas que te hacen los demás. ¿Para qué? Para justificar tus conductas del pasado en el presente. Para abrigar resentimientos ocultos.
“Las personas que no son capaces de controlar su vida emocional pelean batallas internas que sabotean la habilidad de enfocarse en el trabajo y tener la mente ordenada” – Daniel Goleman.